Historias y leyendas del Fin Del Mundo
Los fogones del fin del mundo además de amigos y buenos vinos, suelen estar llenos de historias y leyendas que pasan de generación en generación. Los relatos, suelen mezclarse con la oscuridad de la noche entre fantasmas y leyenda urbanas. Aquí va uno de ellos…
El rechinar de acero de los vagones, a medida que avanza la locomotora, espabila al inquietante paisaje blanco que nos rodea. Afuera, la nieve cae lívida e implacable. De pronto, hacia un lado de las vías entre los árboles, alguien observa fijamente el paso del ferrocarril. Se trata de un hombre enjuto de mediana edad, mirada desesperada, lleva puesto antiguas ropas de presidio. Algo no encaja, algo no está bien. Para sorpresa de todos, el extraño personaje corre hacia nosotros extendiendo sus brazos para asirse del vagón, a metros de lograrlo, desaparece. Se desvanece… El tren serpentea sacándonos de nuestro estupor mientras el guía indica por los altoparlantes “A su derecha, el famoso Río Pipo”.
Cuentan los memoriosos de Ushuaia que “Pipo” era un presidiario de los tantos que pasaron por la famosa Cárcel del Fin del Mundo o Penal de Ushuaia. Recordemos que esta prisión que funcionó entre los años 1904 y 1947, en su momento fue la cárcel de mayor seguridad de Argentina; la inclemencia del clima de Tierra del Fuego y el aislamiento geográfico la convirtió en el destino más temido de cualquier presidiario. Dicen que aquellos presos con buen comportamiento eran llevados en un pequeño tren que sólo era utilizado por ellos (actualmente el Tren del Fin del Mundo), para buscar leña en el bosque. Entre ellos un día se encontraba Pipo, dicen que buscando escapar, saltó del tren y corrió ante los pitidos de alerta de los guardias. Corrió por la nieve buscando su libertad, pero sólo encontró un río congelado que a su paso apresurado hizo que la capa de hielo cediera ante sus pies hundiéndose al instante en las frías aguas del río Ajej (llamado así por los Yámanas). Su cuerpo nunca fue encontrado. Así terminó su existencia y dio vida a la famosa leyenda de “el fantasma de Pipo”. Actualmente, el río lleva el nombre en su honor: Río Pipo.
Se dice que, en los días invernales, cuando la nieve cae, algún turista desprevenido, desde el tren, puede ver cómo un presidiario intenta volver al tren. Siempre desaparece sin poder para escapar de su frío destino.